YEISON
MAURICIO GIRALDO
AREA: LO
SOCIAL Y LO INDIVIDUAL EN LA CONSTRUCCION PEDAGOGICA
TUTOR: LUIS
JOSE
II SEMESTRE
LIC. EN
LENGUA CASTELLANA Y COMUNICACION
El mundo de hoy es un mundo de
cambios, desde hace varias décadas la idea de la “aldea global” ha tomado cada
vez más fuerza y ha encontrado los elementos políticos y económicos para su
realización. Este fenómeno implica transformaciones trascendentales en la forma
de concebir todos los elementos propios de la vida humana: la política, la
economía, la forma de percibir el mundo, la forma de relacionarse con los demás
y sobre todo la cultura. A esto también se le podría llamar necesidad porque de
esa manera es que vivimos los seres humanos cada día. Frente a todo lo anterior nosotros los
futuros docentes debemos reflexionar y estar inquietantes sobre cuál será el
rol a cumplir y la importancia de nuestra labor para la sociedad de hoy y de
mañana. La educación actual exige que estemos muy preparados porque si damos
una mirada a la educación tradicional podemos evidenciar que esta no ofrecía
tanto como lo que hoy se le debe ofrecer a nuestro educandos por eso es
importante Valorar el papel de la educación en la formación del ser humano
teniendo como referente las etapas sucesivas de su evolución en las ciencias cognitivas porque la cultura en la que forma la mente por lo
cual la educación actual debe ser de INCLUSION. Estamos entrando en una nueva
era, la era del conocimiento, o mejor la era de la sociedad del conocimiento.
La sociedad del conocimiento es el producto combinado de tres fuerzas
maravillosas e implacables: las comunicaciones, el saber y el computador. La
revolución del saber es el motor principal de la “nueva era”. En los últimos tiempos, también, la educación
ha experimentado cambios numerosos y específicos en los contextos local,
regional y nacional. De diversas maneras, la diversificación de las estructuras
institucionales, los programas y las formas de estudio, y las enormes
restricciones financieras están influyendo poderosamente en la misión de los
quehaceres de la vida escolar y en La educación, los desafíos del desarrollo de
su calidad, su equidad y gestión participativa llaman a reflexionar acerca de
qué y cómo hacer para que nuestra educación genere mayores y mejores niveles de
sintonía con los relevantes cambios que tienen lugar en el mundo actual y, a su
vez, posibilite y oriente, en la medida de sus posibilidades, el desarrollo de
éstos.
Una calidad y equidad de la
educación a la que tengan acceso todos los educandos, sin discriminación de
ningún tipo, como reflejo de un deber y un derecho de todos, que surja de una
oferta amplia del servicio educacional, de la participación de todos los
ciudadanos. No se puede hablar, por lo mismo, de una calidad educativa que se
caracterice por su elitismo, donde la concepción del hombre que es necesario
formar, el proceso para su desarrollo y el resultado esperado esté impuesta por
grupos tecnocráticos o políticos cerrados. La participación democrática en los
diseños y gestión de los sistemas educativos es un imperativo de la calidad y
equidad educativa es por eso que como maestros y maestras debemos proponer y
diseñar en los proyectos educativos LA TRSVERSALIDAD ENTRE LAS AREAS que se
dictan en cada grado escolar de manera
que esto permita que la educación sea más óptima y eficaz en cuanto al
conocimiento que van a adquiriendo los y las estudiantes que estamos formando
en nuestras prácticas pedagógicas donde es vital la implementación de la LUDICA
EN EL APRENDIZAJE. La enseñanza básica y superior necesita más capacidad de
respuesta a los problemas generales y específicos con los cuales se enfrenta la
humanidad y a las necesidades de la vida económica y cultural. Necesitamos
mayor pertinencia de la pedagogía de la enseñanza a la especificidad de los
problemas regionales porque el proceso pedagógico es un proceso social y como
tal tiene que ser visualizado en el contexto de esa función asignada en un
momento histórico determinado, en el cual está definido el perfil del ciudadano
y el proyecto de país al cual se aspira.
Exigencia de Nuevas
Competencias Profesionales
El término competencia se utiliza en este
contexto como referencia a la capacidad del educador de “Hacer con Saber”, esto
es, trabajar con conciencia, manejar adecuadas redes cognitivas y cognoscitivas
en el planteamiento y solución de problemas pertinentes a la pedagogía, al
currículo y la evaluación; todo ello direccionado a la formación de los
escolares.
El concepto de competencia imbrica
variables relacionadas con la ética y la conciencia de las consecuencias de los
desarrollos comportamentales. Las competencias que requiere el profesor para
este milenio están más allá de los automatismos, del terreno de los hábitos,
las habilidades y las destrezas, sin descartarlos es necesario superarlos. Las
competencias trascienden el terreno de la mecanización. Necesitamos con
urgencia nuevas formas de enseñanza y éstas solamente las encontraremos
haciendo investigación educativa en el aula. La educación hoy nos exige asumir
la función de dinamizadores, la incorporación de contenidos puestos en un
horizonte de conocimientos y prácticas con mayor capacidad de trascendencia y
amplitud a la otorgada tradicionalmente bajo el concepto de áreas
disciplinares.
La perspectiva formadora que solo
rescata el “aprender a enseñar en el aula” desconoce ampliamente la
dimensionalidad de lo sociocultural, de lo ético y político. Incorporar estas
dimensiones significa participar de la construcción de un proyecto pedagógico
alternativo y transformador compartido. Necesitamos una pedagogía que aporte,
crítica y reflexivamente para que revalorice la práctica como fuente de
construcción de problemas y solución de los mismos. Una pedagogía de mayor
capacidad de trascendencia, que pueda avalar el desarrollo de las funciones
cerebrales superiores, insistir en la integralidad de la experiencia evitando
el aprendizaje de tipo adaptativo, en el cual la relación con la práctica se
convierte en un entrenamiento conservador, fuera de serie hoy porque ya no
resolvería nada. Sería posible afirmar como mucho de aquello que lo que
nuestros alumnos han aprendido no les sirve como capital de trabajo, capital
social, satisfacción personal, o fuente segura para seguir aprendiendo.
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